Terapia no es solo hablar de lo que duele. A veces, ni siquiera sentimos lo que estamos contando, porque nos hemos desconectado tanto del dolor que parece que no es nuestro. Y sin embargo, en terapia, alguien puede escucharlo contigo, sostenerlo contigo, e incluso llorar por ti cuando tú aún no puedes. Eso es parte de lo que ocurre en un proceso terapéutico profundo: el psicólogo recibe y contiene lo que tú no puedes sentir todavía, lo procesa contigo y poco a poco te lo devuelve transformado. Como una emoción que vuelve a ser tuya, pero ahora comprensible, digerible y con sentido. Mi trabajo es ayudarte a conectar con lo que realmente te pasa y ofrecerte herramientas que te ayuden a sentirte más claro/a, más en calma y más en ti. Mis sesiones tienen estructura: primero exploramos, luego comprendemos, y después aplicamos. No prometo soluciones mágicas, pero sí un proceso real que te permita recuperar el equilibrio y avanzar con claridad. Terapia individual Cada persona es distinta. Por eso, al inicio dedicamos tiempo a entender bien lo que estás viviendo: cómo te afecta, qué lo alimenta y qué necesitas para empezar a sentirte mejor. Si es necesario, exploramos tu historia para ver cómo influye en tu presente. Luego trabajamos con herramientas prácticas para que puedas gestionar lo que sientes y tomar decisiones con más seguridad. Terapia de pareja Cuando la relación duele, pueden surgir el silencio, los reproches y la distancia. Empezamos con una sesión conjunta para comprender qué está pasando y qué necesita cada uno. Si hace falta, os propondré un trabajo individual. Luego aplicamos recursos para mejorar la comunicación, regular las emociones y cuidar el vínculo desde un lugar más consciente. 📩 Escríbeme y agendemos una sesión.